VALOR DEL CAPITAL INTELECTUAL DENTRO DE LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO
El
capital intelectual en los marcos de la gestión del conocimiento es un tema de
tratamiento frecuente en la literatura sobre gerencia empresarial, publicada
por los países más desarrollados, debido, entre otras razones, a la importancia
que se concede actualmente a la información y al conocimiento como recurso
esencial para elevar la competitividad de una organización en el mercado.
Con
el fin de definir los conceptos de gestión del conocimiento y capital
intelectual, así como de mostrar algunos de los modelos existentes para medir
el capital intelectual de una organización, algunas de las principales empresas
capitalistas a escala mundial como la Microsoft, la American Airlines y la
empresa de seguros Skandia, entre otras, emplean diferentes modelos con el propósito
de medir su capital intelectual, con vistas a determinar sus mayores fortalezas
y debilidades en esta área crucial para la supervivencia de la organización
moderna. El estudio del capital intelectual, cualquiera que sea el área de la
actividad en que se desempeñe una organización: finanzas, negocios, economía, u
otra, es una función esencial para la identificación de los recursos
disponibles en una empresa.
El gran reto de la gestión del conocimiento es que el conocimiento
propiamente dicho no se puede gestionar como tal. Sólo es posible gestionar el
proceso y el espacio para la creación de conocimiento. Devolver a las personas
la capacidad de pensar y auto organizarse será el gran paso, cuando se cree que
las personas llevan dentro, intrínsecamente, la capacidad de mejorar y crear
cosas nuevas. La empresa del conocimiento es una empresa repensada donde existe
liderazgo, confianza en las personas, todo lo cual se refleja en sistemas
avanzados de formación, motivación, remuneración, etc. y también, desde luego,
en el uso creativo de las tecnologías de la información.
El capital intelectual no es un término novedoso, sino que ha
estado presente desde el momento en que el primer vendedor estableció una buena
relación con un cliente. Más tarde, se le llamó fondo de comercio. Sin embargo,
en el transcurso de las dos últimas décadas ha ocurrido una explosión en
determinadas áreas técnicas claves, incluidos los medios de comunicación y las
tecnologías de la información, que han proporcionado nuevas herramientas para
edificar una economía global. Muchas de ellas, aportan beneficios inmateriales
que ahora es difícil percatarse de su existencia, pero que antes no existían,
hasta el punto que la organización no puede funcionar sin ellas. La propiedad
de dichas herramientas proporciona ventajas competitivas y, por consiguiente,
constituye un activo.
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